Giambiagi y Bollini, fueron por así decirlo, un dúo dinámico que trabajó de manera exitosa potenciando mutuamente. Aquellos que los conocieron, nos cuentan que no saben si esto ocurrió a raíz de sus caracteres totalmente opuestos o a pesar de esta diferencia. Lo que si sabemos con seguridad es que constituyen un ejemplo muy poco frecuente de lo que ocurre en el competitivo ámbito de la ciencia.