Fin de año llegó casi sin darme cuenta y me quedó en el tintero escribir sobre mis vacaciones, que también habían llegado sin darme cuenta. Casi sin planificación me encontré en la ruta 3 yendo hacia Pehuén Có, en el sur de la provincia de Buenos Aires. Buscaba (y encontré) un balneario agreste y poco concurrido pero también buscaba en la zona dos "marcas" a las que me empujaba mi corazoncito biológico.
Por un lado, en Punta Alta, había desembarcado Charles Darwin en su famosísimo viaje. Y por otro lado el pasado se encuentra presente de manera concreta en Pehuén Co en forma de huellas fósiles halladas en 1986. La pequeña localidad presenta estas dos marcas en su museo, que lleva el nombre del naturalista inglés.
Pero lamentablemente no pude acceder ni al museo ni a visitar las huellas (protegidas en una reserva natural) porque lo improvisado del viaje implicó que no estaría en la localidad en los días y horarios en que el museo abre y en que se realizan las visitas guiadas (intentar encontrar las huellas sin asistencia de guardaparques resultó una aventura infructuosa aunque derivó en algunas buenas fotos de aves playeras). A quienes tengan interés en visitar Pehuén Co les recomiendo comunicarse de antemano con la oficina de turismo (whatsapp +54 9 2932 47-0093) y checkear la página de internet para no perderse nada.
A una hora de Pehuén Co se encuentra la localidad de Ingeniero White, uno de los puertos más importantes de nuestro país, desde donde zarpan productos petroleros, industriales y agropecuarios. White también es uno de los polos de pesca artesanal de nuestro país y antiguamente además fue la puerta de entrada de muchísimos inmigrantes. Estas tres identidades la convierten en una localidad con un gran sentido de comunidad y una gran voluntad de preservar su propia historia. Dos museos muy innovadores reflejan ese sentido de comunidad: Ferrowhite - otro destino que lamentablemente no pude visitar – y el Museo del Puerto de Ingeniero White. Este último cuenta la historia de la inmigración y el crecimiento del pueblo pero no desde los números fríos de las estadísticas o la seriedad de los documentos oficiales sino desde el día a día de la gente. A través de sus salas este museo recorre los diversos orígenes étnicos de sus habitantes, con sus creencias religiosas, su música y su cocina, sus oficios, sobre todo en el puerto o la pesca, la incertidumbre del inmigrante que pisa una tierra nueva y las idas y vueltas de la economía argentina y del fútbol, siempre presentes para personas de cualquier origen.
Pero el Museo del Puerto es mucho más que salas de objetos curiosos. Siguiendo la idea de museos comunitarios que Leonardo Casado describió en la entrevista que le realicé, esta institución abre sus puertas a White e invita a sus ciudadanos a ser parte. Constantemente se realizan cursos y talleres de todo tipo y el museo es participante activo de todas las festividades locales, incluyendo la de San Silverio, patrono de los pescadores.
Durante lo más crudo de la pandemia, el museo siguió funcionando como un lazo para la comunidad, por ejemplo cuando el staff recorrió el pueblo repartiendo kits de bordado y sus habitantes aportaron pequeños diseños que se unieron en este emotivo mapa.
Si estás por el sur de la provincia de Buenos Aires entonces, hacete una escapada al Museo del Puerto (recomiendo chequear cuando hay eventos) y ¿por qué no? también a Ferrowhite. Si te animás, podés contarnos sobre tu visita. Aunque pienso volver a la zona para recorrer todo lo que me quedó en el tintero me encantaría conocer la experiencia de otras personas.
