En algún momento de la historia de los avances científicos tecnológicos nos abrazamos la idea de que la muerte podría ser derrotada, y nuestra especie, que tiene la capacidad de avanzar para lo que a muchos sería inimaginable, al parecer ahora, podría devolver a la vida una especie extinta.
Hablamos del Mamut lanudo, con sus más de 5 mts de altura y un peso posible de entre 6 a 12 toneladas, fue un mamífero que rondaba la Tierra al este de Europa pasando por Siberia hasta Alaska. Esta “estepa del mamut” estaba cubierta por una capa de suelo congelado llamado permafrost, además de un paisaje con vegetación baja de la cual estos animales se alimentaban. El cambio de clima de la época asociado al retroceso de la última gran glaciación, y la caza del ser humano contemporáneo a ellos, afectaron la supervivencia de este animal que se extinguió hace alrededor de 4.000 años atrás, aunque algunas especies lo hicieron muchos años antes que eso.
Es importante aclarar que NO se puede revivir a una especie extinta, por una simple razón. Si pensamos en este mamífero en particular, para traerlo a la vida se podría usar la técnica de clonación, dado que tenemos su ADN, pero no hay hembra de mamut para gestar un embrión producido por inseminación artificial. Entonces, descartada esa idea, en el laboratorio biogenético Colossal tuvieron que pensar en otra cosa.
Ben Lamm, cofundador y CEO y el Dr. George Church llevan a cabo hace ya unos años, un ambicioso proyecto para revivir los genes del mamut lanudo utilizando la revolucionaria técnica de laboratorio llamada CRISPR, que permite editar genes. Así sencillo, y no tanto, como lo haríamos con un video o un audio. CRISPR permite cortar, pegar, empalmar y/o eliminar secuencias de ADN. En este caso tomarían la secuencia genómica de una especie de elefante actual y le agregarían las características típicas del mamut lanudo, como ser pelaje largo, capa de grasa que les permitiría soportar el frío de su ambiente natal. Luego crearían los embriones en laboratorio y en principio se discute si utilizar hembras de elefantes, que funcionarían como sus madres sustitutas, para gestar estos embriones o lo segundo menos riesgoso para la especie, utilizar úteros artificiales, una técnica muy prometedora.
El objetivo es generar varios ejemplares y liberarlos en la Siberia actual, lugar original de la especie, según ellos estos individuos contribuirían además a retroceder el avance del cambio climático en la zona, porque su presencia podría evitar que el permafrost se descongele, un argumento difícil de probar y un tanto especulativo.
El proyecto ya cuenta con U$15 millones y con un argentino a bordo, Ramiro Perrotta, Dr. en biotecnología que fue elegido como becario postdoctoral y estará trabajando en la aventura genética del milenio.
Claro que hay muchas preguntas detrás de las posibilidades que se abren si se alcanza el objetivo. ¿Cómo asegurar que la expresión genética sea la esperada? ¿Qué efecto puede producir este híbrido en el ambiente donde se lo coloque? (un tema ya discutido en nuestro podcast). Mientras tanto, se manipulan embriones con genes de una especie extinta y otra en extinción. Nuevamente aparece una solución tecnológica para evitar pensar en salidas diferentes a las problemáticas ambientales actuales, que estas técnicas muchas veces agudizan. Tal vez en 5 años los resultados nos sorprendan a todxs mientras tanto, podemos discutir ¿estamos destinados al avance tecnológico constante y acrítico?
