Continuamos celebrando el océano y hoy queremos destacar el hecho de que no solamente nos aporta alimento. En su inmensa extensión, podemos encontrar los aportes más increíbles.
Además de la pesca, desde hace siglos el mar ha dado al hombre muchos otros recursos que van desde tinturas hasta espesantes y aditivos que se agregan en todo tipo de productos manufacturados. Pero el mar también brinda salud y no solamente por las evidentes ventajas que tiene una escapada a la playa. El estudio de la enorme diversidad de especies que pueblan los océanos ha resultado en el descubrimiento de sustancias que tarde o temprano demostraron propiedades aplicables en salud.
Un sorprendente ejemplo de eso es Tectitethya crypta, una humilde esponja del Mar Caribe de la cual se extrajo un compuesto usado como base para el desarrollo del AZT, la primera droga en tratar con cierto grado de éxito la infección por HIV.
Décadas más tarde, el análisis de los compuestos producidos por esta misma especie resultó en la producción de Remdesivir, uno de los antivirales aplicados en el tratamiento de COVID-19.
Por lo tanto de manera indirecta y a través de la comunidad científica, este antiguo animal pudo haber salvado la vida de incontables humanos. Una más de las infinitas razones que podemos nombrar para cuidar el océano.