Fuente: Scientist Rebellion

Rebeldes con causa

Por M. Alejandra Petino Zappala

Publicado el 1 Abril 2022 11:40

Tiempo de lectura: 6 minutos.

Científicxs están llamando a una rebelión contra las estructuras que favorecen la crisis climática. Esta semana harán una huelga. ¿Qué exigen? Enterate.


Se llaman a sí mismxs Scientist Rebellion. En parte inspiradxs por el movimiento Extinction Rebellion, del que dicen formar parte aunque adopten otras formas de organización, están llamando a unir fuerzas y movilizarse en pos de evitar el colapso global.

Surgieron recientemente y la mayor parte del mundo recién supo de ellos cuando protagonizaron varias protestas en la cumbre del clima de 2021, pero en ese momento aparecieron incluso en la conocida revista Nature como parte de la resistencia científica al cambio climático. Se posicionan ante lo que se lee como inacción y falta de compromiso no sólo de los gobiernos, sino también de gran parte de la comunidad científica, incluyendo a quienes trabajan en la elaboración de informes diagnósticos. Uno de los problemas a los que nos enfrentamos, dicen, es que aún quienes están genuinamente preocupadxs por la situación y por encontrar una salida siguen en una situación de inercia, recurriendo a estrategias relativamente pasivas, o al menos ineficaces, mientras que lxs tomadores de decisión actúan para mantener el status quo y conservar los privilegios de los grupos de poder. Ya realizaron acciones de distinto tipo para visibilizar la falta de apoyo de las sociedades y editoriales científicas a la lucha contra el cambio climático (o su directa complicidad con el establishment), desde encadenarse en edificios y pegar en sus puertas impresiones de papers, hasta arrojar pintura negra al logo de Repsol para protestar por el derrame de barriles de crudo.

Algunas acciones de Scientist Rebellion durante la COP26. Fuente: Scientist Rebellion

Este año, como parte de sus acciones, el grupo filtró parte del sexto informe elaborado por el IPCC (el Panel intergubernamental sobre el cambio climático) cuya versión final será publicada el 4 de abril. ¿Por qué lo hicieron? Porque si bien los informes previos ya planteaban un escenario catastrófico de no tomar medidas, en Scientist Rebellion insisten en que se trata de versiones “suavizadas” de originales mucho más duros, que llamarían a una ruptura mucho más radical. Por ese motivo la filtración del informe no editado del IPCC cumple la función de impedir que se disfrace la gravedad de la situación actual, y de resaltar que no alcanza sólo con mitigación, cambio de comportamientos individuales o una transición energética de un combustible a otro sino que debe darse una profunda modificación de nuestra relación con el ambiente y en las dinámicas de producción y consumo a nivel global. “[La meta de] 1.5ºC ha muerto, ¡revolución climática ya!” es el slogan que eligieron para resaltar que los informes subestiman la situación proponiendo metas que son inalcanzables y desalentando el profundo cambio que necesitamos de forma urgente.

“Si nosotros los científicos no actuamos como si se tratase de una emergencia, ¿cómo podemos esperar que el público lo haga?”, se preguntan en su página web, donde resaltan no sólo el rol que deberían tener lxs académicxs en proveer información, recursos y tecnología para un movimiento de masas que involucre a otros actores, sino en demostrar con sus acciones y su convicción la seriedad de la problemática que enfrentamos.

Con esto en mente, la organización llamó a una rebelión global científica. Por un lado, como exigencia a mediano y largo plazo, piden que el tema se trate seriamente en las universidades y en capacitaciones específicas, de forma que exista en los equipos académicos un conocimiento adecuado de la situación y su gravedad.

Más inmediatamente, convocaron a una gran huelga entre las fechas del 4 al 9 de abril, en que investigadores, profesores y estudiantes frenen o reemplacen sus actividades habituales por otras relacionadas a la emergencia climática. En este sentido llaman a participar en acciones de desobediencia civil no violenta, como sentadas o tomas, dentro de las universidades. De esa forma, además de aprovechar el status protegido de las fuerzas represivas que las universidades poseen, queda claro el mensaje: los centros educativos y de producción de conocimiento deben comprometerse urgentemente con la causa si queremos frenar la crisis climática. Es una responsabilidad para con la sociedad.

Finalmente llaman a hacer difusión de la iniciativa mediante videos y divulgando información sobre la emergencia climática, o dando clases sobre el tema, para lo que en su página web facilitan recursos en distintos idiomas. Independientemente de cómo unx elija manifestarse, la gravedad y urgencia de la situación tienen que ser reconocidas y discutidas abiertamente.

La idea de estas iniciativas es que sean un movimiento democrático que exceda la academia y que involucre a todxs lxs afectadxs. Pero para tomar conciencia, hay que saber también cómo muchos de los problemas que hoy enfrentamos en el día a día, como la contaminación de ambientes, la extinción de especies, el aumento en la frecuencia de eventos meteorológicos extremos, los incendios, sequías, y los aumentos en los precios de alimentos y otros productos están relacionados con el cambio climático y un modelo económico y productivo insostenible, pero que se resiste a la modificación.


Si te interesa conocer cómo la emergencia climática impacta la Argentina y al Sur global, podés ver esta charla de Flavia Broffoni sobre lo que ya está sucediendo en nuestra región y cómo superar la pasividad en un contexto de alarma.



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