Fuente: Reuters

Explosión del cohete Starship: ¿Elon chocó la calesita?

Por M. Alejandra Petino Zappala

Publicado el 20 Abril 2023 12:50

Tiempo de lectura: 3 minutos.

La explosión del último chiche de Elon Musk causó burlas en las redes sociales y en medios de comunicación. Pero… ¿Fue realmente un fracaso?


En esta era de redes sociales, cualquier cosa que suceda puede tener repercusión mundial e inmediata. Más si se trata del supuesto fracaso de uno de los villanos del momento, el entrepreneur millonario Elon Musk. ¡Schadenfreude! 


Esta mañana, la explosión del cohete Starship, lanzado por su empresa SpaceX, alcanzó el Trending Topic en Twitter de forma casi instantánea. Y no es de extrañar: la red del pajarito viene en franca decadencia desde que el magnate la adquiriese en Octubre de 2022, lo que le significó el desprecio de buena parte de sus usuarios (y la migración de otros fuera de la red). Claramente, las burlas no se hicieron esperar. La idea de que “Elon rompe todo lo que toca” fue implícita o explícitamente la que copó esa red social ni bien el cohete estalló. Pero… ¿Fue realmente un fracaso el lanzamiento?

La explosión del cohete fue transmitida en vivo alrededor del mundo. Fuente: @erikkuna

La respuesta es que no. La explosión del cohete no significó ningún problema para los propósitos de Musk, ni fue un suceso inesperado. Se trataba de una prueba para las fases iniciales del lanzamiento, en la que se evalúa cómo funcionan distintos sistemas, y en los que la probabilidad de desperfecto son muy altas. De hecho, el objetivo de estas etapas es encontrar problemas, deducir sus causas y arreglarlos antes de pasar al lanzador definitivo. Por eso mismo una explosión como la que ocurrió era un final totalmente esperable para el cohete de Space X, y resulta para la empresa una posibilidad de evitar incidentes futuros.

Cabe recordar que en Argentina ocurrió algo similar, aunque a menor escala, cuando en Febrero de 2014 el lanzamiento del vehículo experimental Vex1A en Punta Indio (Provincia de Buenos Aires) culminó con una caída del cohete al suelo. Los medios opuestos al gobierno no tardaron en titular de forma sensacionalista, en plena portada, sobre el supuesto fracaso del proyecto. “Estalló a dos metros del suelo un cohete de fabricación nacional” fue uno de los titulares (aunque nunca ocurrió una explosión); “Cohete fallido” podía leerse en otro. Estos titulares pueden leerse como un intento malintencionado de adjudicar un fracaso al gobierno, que en ese momento reivindicaba el proyecto Tronador II, cuyo objetivo era poner en órbita a satélites para la observación de la Tierra. De hecho, los diarios no consultaron a ningún especialista para determinar si lo que había sucedido era efectivamente un fracaso o no.

Una de las notas sobre la caída del vehículo Vex1A.

Luego de estas notas alarmistas, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) emitió un comunicado explicando que no sólo no había ocurrido ninguna explosión, sino que la prueba había sido exitosa, pues lo único que se estaba verificando era la fase de lanzamiento. La caída del cohete había ocurrido en una etapa posterior que aún no se había puesto a prueba: al igual que en el caso de SpaceX, los lanzamientos que se realizaron para el proyecto Tronador II involucraban una serie de vehículos experimentales con los que se “ponen a punto” sucesivamente las distintas fases del lanzamiento, antes de pasar al lanzador final. 

Es decir que en el caso de SpaceX vale lo mismo que en ese momento. Y si bien Musk sigue siendo una figura criticable por muchísimas razones, este lanzamiento en particular no constituye un fracaso para sus objetivos.

Sí, por supuesto, podemos cuestionar todo el proyecto en sí mismo: su finalidad es lograr movilizar a gran cantidad de personas para transformar a la humanidad en una “especie interplanetaria”. Es decir, los intentos de Space X se fundan en el deseo de colonizar nuevos espacios fuera del planeta Tierra, un nuevo fetiche de los millonarios que prefieren proyectar un futuro en otro lugar del universo que concebir los cambios necesarios para mantener este, nuestro planeta, habitable. 

Tal vez en lugar de reírnos de Musk por esto, podemos remarcar sus caprichos de millonario con “complejo de salvador”, su visión naïf (por decirlo suavemente) del futuro y del crecimiento tecnológico y su apoyo a un sistema que, con tal de no frenar su avance insostenible sobre el planeta, prefiere mandarnos derechito al espacio.



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