¿Qué pasará con las políticas ambientales durante el gobierno del Frente de Todos? Analizamos el discurso inaugural del presidente Alberto Fernández.
Las políticas ambientales son, indudablemente, un tema a tener en cuenta en un proyecto de país, especialmente en el caso de la Argentina, rica en recursos naturales muy valiosos y codiciados. ¿Cómo mitigaremos los impactos del cambio climático? ¿Qué medidas tomaremos para frenarlo? ¿Cómo manejaremos los residuos? ¿De qué forma podemos compatibilizar el cuidado del ambiente con las actividades productivas? ¿Cómo preservaremos nuestros recursos naturales? ¿De qué forma nos posicionaremos en el escenario global para defender nuestros intereses? Ante un cambio de gobierno que incluye también un viraje de signo político y de proyecto de país todas estas son preguntas que surgen y para las que aún sólo vemos esbozos de respuestas.
Las políticas ambientales no fueron un tema central en la campaña del Frente de Todos, aunque ciertamente son de interés para muchos de los votantes y miembros de la coalición (tal vez sea el de Fernando "Pino" Solanas el caso más notorio). Sin embargo, en sus discursos del 10 de diciembre el presidente electo abordó el tema, comunicó su decisión de devolver el rango ministerial a la Secretaría de Ambiente (así como las de Salud y Ciencia y Tecnología) y remarcó la importancia del cuidado del ambiente y la búsqueda de un desarrollo sustentable. En el mismo discurso aludió al Acuerdo de París, documento firmado en 2016 por varios países (incluyendo a la Argentina) que establece objetivos generales a lograr por los países firmantes en relación al calentamiento global. De hecho, recientemente se sancionó en nuestro país una ley presentada por Solanas que incluye la creación de organismos para informar sobre y luchar contra el cambio climático y establece presupuestos mínimos para el área.
Si bien la designación de Juan Cabandié, de escasa trayectoria en el área, cosechó algunas críticas, falta aún conocer la composición de los equipos que lo acompañarán para tener una idea más acabada de cómo serán las políticas ambientales en los próximos años, en especial cómo se conjugará el cuidado del ambiente con los intereses en torno a la explotación de los recursos naturales.
Un indicio de un posible rumbo lo dio Fernández en su discurso al mencionar la encíclica papal Laudato si'. Este documento plantea como ejes, además del cambio climático, el agotamiento del agua potable, la pérdida de la biodiversidad, el deterioro de la calidad de vida humana y la inequidad a nivel global, y pide reacciones concertadas y enérgicas frente a estas problemáticas. Aunque la mención a una encíclica en un discurso presidencial generó algunas críticas, su contenido es relevante para entender el lugar que el nuevo gobierno reservaría al cuidado del ambiente. El documento habla de un mundo globalizado en que los impactos son desiguales y las problemáticas ambientales golpean más fuertemente a países en desarrollo, y también hace hincapié en el rol del hombre en la degradación del ambiente, un papel relativizado por el actual gobierno de los Estados Unidos. En esta parte de su alocución Fernández dejó en claro que proteger el ambiente y los recursos es necesario para defender a los sectores vulnerables que son los más afectados y para la soberanía de la nación, y en este sentido se alejó de un discurso que plantea a las problemáticas ambientales como un problema de las clases acomodadas o de los países del primer mundo.
Aunque no se refirió a políticas específicas en estos temas, el nuevo jefe de estado aludió al uso racional de recursos, incluyendo humedales, tal vez en referencia al proyecto de ley para la protección de este ambiente que cubre grandes extensiones del país y que es de vital importancia para nuestro país. También se refirió a los bosques, actualmente contemplados por la Ley 26.331 sancionada en 2007 y reglamentada en 2009, pero de aplicación insuficiente.
En este punto de inflexión en la historia política argentina que coincide con una situación ecológica y política muy complicada a nivel mundial, hay más dudas que certezas respecto a cómo se resolverán las tensiones y conflictos de intereses que indudablemente caracterizan a los temas ambientales, que deberemos seguir de cerca.