Ciencia Mundial: Dinamarca vs Túnez

Por espar Ciencia

Publicado el 27 Nov. 2022 08:15

Tiempo de lectura: 5 minutos.

El 22 de noviembre se jugó el primer partido del grupo D, Dinamarca vs Túnez. Te contamos dos historias científicas del pasado y presente de esos países.


De estrellas nuevas, modelos planetarios y narices perdidas

A pesar de haber pasado una parte importante de su carrera y su vida en el exilio en Praga, a Tycho Brahe (nacido en 1546) se lo conoce como una de las mentes científicas más destacadas de Dinamarca. Como muchos investigadores - filósofos naturales - de la época, Tycho provenía de una familia acomodada lo que le permitió tener una excelente educación y dedicarse a una diversidad de disciplinas. 
Pero su área predilecta y aquella en la que se destacó fue el estudio de los cuerpos celestes. Tycho vivió en una era en la que la observación y el empirismo eran considerados cada vez más indispensables y en la que a raíz de ello, la astronomía poco a poco se estaba separando de la astrología. Muy a tono con ese momento de la ciencia, probablemente haya sido el último gran observador de los cielos que no utilizó telescopio. 
Siguiendo los caminos de los cuerpos celestes a ojo desnudo y tomando cuidadosas notas sobre su posición y brillo buscaba entender y poder predecir la dinámica de los astros. Fue considerado el más preciso observador de su tiempo pero sus convicciones le impidieron renunciar al heliocentrismo de Ptolomeo. Por lo tanto para reconciliar esa idea con sus cuidadosas mediciones, planteó su propio modelo del sistema solar, que ubicaba a la Tierra en el centro pero cuya matemática era compatible con sus observaciones de los astros. 
El nivel de precisión de sus mediciones también le permitió concluir que, a diferencia de lo que se seguía creyendo en su época, las estrellas no eran un fenómeno atmosférico sino que se encontraban por detrás de la luna y los planetas. 
También desafió la idea de que los cuerpos celestes se mantenían constantes sentando las bases de lo que hoy es casi una verdad de perogrullo: que las estrellas nacen y mueren y durante sus vidas no se mantienen siempre iguales. Esta conclusión se basó principalmente en la observación de lo que ahora sabemos que era una supernova. El 11 de noviembre de 1572, Tycho observó una estrella nueva en la constelación de Cassiopea y siguió su evolución en el tiempo. Este evento probablemente haya disparado su inclinación hacia la astronomía y marcó un quiebre en la concepción europea sobre los cuerpos celestes. También dejó el antecedente del nombre que damos a estos fenómenos. (Vale aclarar que numerosos astrónomos y astrólogos alrededor del mundo han observado y registrado supernovas desde tiempos inmemoriales pero sin llegar a comprender su origen y naturaleza). 

Remanente de la supernova SN 1572 observada por Tycho Brahe. Fuente: wikimedia commons

Inicialmente en su carrera Tycho recibió un considerable apoyo de la corona, que le permitió manejar un observatorio, trabajar con muchos asistentes y convertirse en uno de los astrónomos más reconocidos del continente. 
Pero cuando falleció su benefactor, el rey Frederick II, Tycho perdió el favor de la corona. Debido a su apoyo de una línea de la realeza que no accedió al trono y la tendencia general en su país a reducir el poder de la nobleza, Tycho se exilió en Praga donde siguió ejerciendo su profesión hasta fallecer a los 54 años. 
En Praga trabajó con otro famosísimo astrónomo, el alemán Johannes Kepler, acérrimo defensor del heliocentrismo de Copérnico. A pesar de esas diferencias elaboraron juntos un catálogo de estrellas y Kepler estuvo al pie de su lecho en sus últimas horas. 
Además de su trabajo científico, Tycho es conocido por su compleja vida social y manejo de influencias políticas (que le habrían dado el favor inicial de la corona). Esa turbulenta vida social le dejó su rasgo más llamativo. A los 20 años perdió la mayor parte de su nariz en un duelo producto de una discusión de borrachos en medio de una fiesta de la alta sociedad. La mayor parte de su vida llevó una prótesis de bronce (aunque las leyendas la describen como de oro o plata).
Esa vida social también puede haber sido la que lo llevó a la muerte ya que se descompuso en medio de otro evento social y se especula que esto respondió a su negativa a retirarse del evento para orinar. Sin embargo algunas fuentes afirman que fue envenenado ya que tenía muchos enemigos, algunos producto de sus cabildeos y otros producto de aspectos “personales” como relaciones extramatrimoniales. 
Con nariz o sin ella sin duda Tycho dejó su marca en la astronomía moderna como lo evidencian las instituciones, cuerpos celestes y relieves del sistema solar que llevan su nombre. 
 

 

Túnez: tomando las riendas de su biología

En 2014, biólogas y biólogos graduados en universidades tunecinas pero viviendo fuera de su país decidieron ponerse el desafío de revitalizar la biología de Túnez. 
Como en muchos países en desarrollo, una gran cantidad de miembros de la comunidad científica tunecina desarrollan su carrera en Europa o Estados Unidos. Así que en medio de un congreso de biología, un grupo de jóvenes investigadores decidió darle una lavada de cara a la ciencia de su país, empezando por eventos como ese mismo. Decidieron organizar un congreso en donde la juventud fuera la primera condición de participación. Los oradores debían ser miembros de la comunidad científica tunecina y quienes desarrollasen sus labores en el exterior deberían tener un rango de por lo menos investigadores principales (con la idea de llevar a Túnez la excelencia de la ciencia). Otra condición importante para participar era que el congreso se desarrollaría en inglés, la lengua franca de la ciencia. Esto generó resistencia porque se veía como una limitación a la participación local, pero al mismo tiempo funcionó como una forma de internacionalizar el evento. Este era un nuevo objetivo para los eventos científicos desarrollados en este país africano, los cuales en general se desarrollaban en francés, lengua que da cuenta del pasado colonial de la región.
Ese congreso generó el nacimiento de una Red de Investigadores Jóvenes en Biología, la repetición del congreso cada dos años y la organización de numerosos talleres para llevar a Túnez técnicas y protocolos de trabajo utilizados en otras regiones.
Poco a poco, y a pesar de la resistencia de algunos investigadores mayores, este grupo ha comenzado a renovar la biología tunecina conectándola con el mundo.



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