Premios Nobel Argentinos: mucho más que solo datos curiosos

Por Ana Carolina Zelzman

Publicado el 24 Nov. 2020 13:11

Tiempo de lectura: 8 minutos.

En el aniversario de la entrega del último Premio Nobel recibido por un argentino te contamos un poco sobre los galardonados argentinos… ¿Sabés por qué recibieron el premio? ¿Cuántos son? ¡Tal vez te sorprendas!


Hace muchos años, durante mi carrera de grado, un profesor decidió apartar una clase de su materia para tratar un tema que a primera vista no tenía relación con los contenidos curriculares. En aquella clase de Química Biológica, el profesor Omar Pignataro invitó a lxs estudiantes a conversar sobre los Premios Nobel Argentinos.

Ese momento dejó una profunda marca en mi memoria ya que comparto sus argumentos: la ciencia no se hace sola, la hacen personas y esas personas representan la cultura e historia del país que las vio nacer y los países donde se educaron y trabajaron.

A pesar de haber cuestionado fuertemente la institución de los premios Nobel en una nota del año pasado creo que como científicxs, argentinxs y simplemente como personas, merecemos y debemos conocer la historia de estas personas que dejaron su marca en nuestro país y el mundo, más allá del diploma y medalla que recibieron.

Siguiendo el ejemplo del profesor Pignataro entonces, haré un pequeño repaso de los argentinos que recibieron el galardón…

Lo primero: ¿cuantos?

Todos nos hemos preguntado alguna vez si Borges recibió el premio Nobel y nos hemos asombrado ante la respuesta negativa.

El Premio es una institución no exenta de política y esa es la principal explicación para el no reconocimiento a Borges… Cortázar, otro escritor argentino de fama mundial, también está ausente en la lista de autores galardonados con el nobel de literatura…

¿Qué queda entonces? A pesar de los muchos vaivenes políticos y económicos de nuestro país, el capital humano científico es en general muy reconocido. Incluso quienes no saben mucho de ciencia podrán especular con confianza que los premios Nobel argentinos deben haber sido científicos… ¿pero quiénes fueron y cuántos?

De entre las mal llamadas "ciencias duras", que el Nobel homenajea, Argentina siempre se destacó particularmente en el área biomédica y química por lo que, como era de esperar, los 3 premios científicos fueron en esas categorías.

Pero no debemos olvidar tampoco la cuarta: el Premio Nobel de la Paz. Quizás alguno de nuestros lectores recuerde entonces, que un argentino recibió este reconocimiento: Adolfo Perez Esquivel.

Adolfo Pérez Esquivel.

Reconocido artista pero sobre todo activista de los derechos humanos, Perez Esquivel recibió el premio en 1980 por enfrentarse a la dictadura que aún ocupaba el país y a sus conocidos delitos de lesa humanidad. Fue reconocido por su defensa del reclamo de las familias de los desaparecidos, en particular presentando al mundo los horribles hechos que ocurrían en el país y formando el Servicio Paz y Justicia, una organización no gubernamental encargada de coordinar esas tareas.

Tal vez por su cercanía temporal y seguramente por la profunda marca que estos hechos dejaron en el país, la mayoría de la gente reconoce a Perez Esquivel.

Pero seguramente muchos lectores se sorprenderán al enterarse de que éste no fue el único premio nobel de la Paz del país y ni siquiera fue el primero.

Muchas décadas antes, en 1936, fue galardonado Carlos Saavedra Lamas, no solo el primer argentino sino el primer latinoamericano en recibir el Nobel de la Paz. Saavedra Lamas, abogado y diplomático, fue ministro de Justicia y luego de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Agustín P. Justo. Ocupando ese cargo encabezó la Conferencia de Paz del Chaco, que terminó con el conflicto bélico entre Bolivia y Paraguay. Posteriormente inspiró el Pacto Antibélico Saavedra Lamas, un instrumento jurídico internacional firmado por 21 naciones y que le valió el premio, junto a su papel de mediador en la Guerra del Chaco.

Carlos Saavedra Lamas.

Los premios "científicos"

Siguiendo el testamento de Alfred Nobel, el premio se otorga a tres áreas de lo que habitualmente se llaman "ciencias duras": ciencias físicas, químicas y biología o medicina. La laxa definición de estas áreas significa que a lo largo de la historia trabajos enormemente diversos recibieron el galardón. Aquí vale destacar que si bien el premio se suele presentar en los medios como un reconocimiento a una persona en realidad lo que se está premiando es una línea de investigación, tal como comenté en mi nota sobre los Nobel el año pasado. Un claro ejemplo de esto es que Albert Einstein no recibió su premio por la Teoría de la Relatividad sino por el efecto fotoeléctrico. Esto también significa que al momento de elegir a los premiados no se considera la carrera universitaria que hubieran estudiado sino el área en la que se encuentran trabajando y cuales son sus aplicaciones. Esta aclaración vale para dos de los tres científicos argentinos premiados con el Nobel que, como veremos a continuación, no recibieron el galardón bajo la misma disciplina en la que realizaron sus estudios de grado.

Al igual que algunos años antes había ocurrido con Saavedra Lamas, en 1947, Bernardo Houssay, se convirtió en el primer argentino y a su vez el primero latinoamericano en recibir el Premio Nobel por una disciplina científica. Houssay, médico y farmacéutico, recibió su reconocimiento en el área de medicina por desentrañar el papel que juegan las hormonas pituitarias en la regulación del azúcar en sangre. Como es de imaginarse, descifrar los mecanismos para esta regulación fue un paso clave en la comprensión de enfermedades como la diabetes y en el desarrollo de tratamientos para ella. Además de destacarse como investigador, Houssay dejó una marca imborrable en la ciencia de nuestro país con la fundación del CONICET, del cual fue su primer director.

Bernardo Houssay.

Siguiendo esta línea de trabajo respecto al control de los hidratos de carbono en el cuerpo, Houssay dirigió la tesis de Luis Federico Leloir, el siguiente Premio Nobel Científico argentino. Leloir fue reconocido en 1970 por su estudio del metabolismo de los hidratos de carbono. A pesar de ser médico, recibió el premio en la categoría de Química ya que se dedicó a estudiar las reacciones bioquímicas que el organismo realiza para descomponer azúcares y almacenarlos en el hígado y aquellos que realiza cada célula para aprovecharlos como energía, es decir, reacciones indispensables para la vida.

Al igual que el caso de Houssay, además de su papel como investigador, Leloir jugó un rol clave como impulsor de la investigación científica en el país, por ejemplo a través de su cargo de primer director del Instituto Campomar (que ahora lleva su nombre) y la fundación del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. 

Luis Federico Leloir.

Finalmente llegamos a 1984 y a César Milstein, el (por ahora) último Premio Nobel Argentino. A diferencia de sus colegas, lamentablemente las circunstancias políticas forzaron a Milstein a desarrollar la mayor parte de su carrera en el Reino Unido. A pesar de haberse doctorado en ciencias químicas, recibió el galardón en el área de medicina por el desarrollo de la técnica para producir anticuerpos monoclonales. Al igual que ocurre con muchos otros trabajos premiados, el del último nobel argentino parece un detalle técnico sin impacto para "el común de la gente", pero la técnica que Milstein y los otros dos premiados desarrollaron significó una revolución para la inmunología y para las investigaciones biomédicas en general. Se trataba de una técnica que permitía producir anticuerpos mucho más eficientes y específicos que los que el organismo produce naturalmente, como describe la nota de Alejandra Castro del pasado 24 de marzo.

Cesar Milstein.

Cada uno a su manera, los tres premios nobel argentinos debieron enfrentarse a las agitadas aguas políticas de nuestro país y a la siempre escasa infraestructura y presupuesto de la ciencia argentina pero aun así alcanzaron las más altas esferas mundiales en sus respectivas disciplinas.

Ninguno de los cinco galardonados argentinos está exento de cuestionamientos políticos y/o personales. Desde los libros de formales biografías hasta los rumores que circulan por los pasillos de nuestras instituciones académicas existen muchas historias sobre estos destacados hombres… porque no debemos olvidar que eso son, más allá de estatuas e instituciones que llevan sus nombres, Saavedra Lamas, Perez Esquivel. Leloir, Houssay y Milstein son seres humanos que con sus errores y aciertos, hicieron aportes que dejaron su marca en Argentina y el mundo.



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