Murciélagos con mala fama

Por M. Alejandra Petino Zappala

Publicado el 26 Mayo 2023 08:16

Tiempo de lectura: 5 minutos.

El 26 de Mayo es... ¡¡¡el Día de Drácula!!! Y si hablamos de Drácula, lo primero que se nos viene a la mente son los murciélagos. Pero la mala fama de estos bichitos es injustificada.


Hoy es el Día de Drácula (sí, hasta él tiene su propio día). Uno de los animales que más frecuentemente se menciona cuando hablamos de Drácula y otros vampiros son los murciélagos. Muchos vampiros pueden transformarse en murciélagos para volar cuando deben escapar o meterse por una ventana para acceder a alguna víctima. Tal vez sea esta asociación tan fuerte entre los murciélagos y los vampiros la que le ha significado un gran problema a estos mamíferos voladores. Esa mala fama se traduce en que sean temidos y asesinados en muchas situaciones. Por eso en esta nota nos proponemos desarmar algunos mitos y restaurar el buen nombre de nuestros amigos, los quirópteros.


No tan sangrientos
El paralelo entre los murciélagos y los vampiros que protagonizan los relatos de terror, ¿fue realmente motivado por la necesidad de beber sangre?
Esa pregunta es complicada de contestar. Primero que nada, en realidad no todos los murciélagos lo hacen. De hecho, son la inmensa minoría: sólo tres especies de las 1300 que se conocen en el mundo; las tres se encuentran únicamente en América Central y del Sur.
Por otro lado, los relatos de humanos vampiros (bebedores de sangre) son previos a descubrirse la existencia de murciélagos hematófagos (consumidores de sangre), cuya existencia se reportó hace unos dos siglos, cuando las leyendas sobre tipos como Drácula ya llevaban un buen tiempo circulando. Entonces, contrariamente a lo que se cree, son los murciélagos hematófagos los que recibieron el nombre de “vampiro” en comparación con las historias de terror de chupasangres humanos. Y recién en 1897, con el Drácula de Bram Stoker, se incorpora la idea de que los vampiros humanos tienen rasgos de murciélago o pueden transformarse en ellos.

Un vampiro común (Desmodus rotundus).

Por cierto, a pesar de las creencias que habilitó la leyenda de nuestro conde favorito, los murciélagos que consumen sangre no suelen atacar a humanos; incluso una de las especies únicamente se alimenta de sangre de pájaros. Y aún si no encontrasen otra presa y se decidiesen por un humano, la cantidad de sangre que consumen no alcanzaría ni siquiera para que nos baje la presión (bueno, a lo mejor sí, pero sólo del susto): en promedio unos 30 mililitros.


Vampiros solidarios
Por otro lado, un aspecto que pinta a los murciélagos hematófagos de una forma totalmente diferente (y que también los diferencia de otros murciélagos) es que suelen compartir su alimento. Ya hace tiempo se descubrió que estos animalitos pueden morir si pasan más de dos días sin comer; esto es sobre todo muy complicado para los murciélagos jóvenes, que no sólo deben aprender a encontrar presas, sino cómo morderlas sin causarles dolor, y así evitar represalias. En 1978 apareció la primera evidencia de la (un tanto asquerosa) solidaridad vampira: las hembras no sólo dan de lactar, sino también regurgitan sangre para sus crías jóvenes y para otras. De hecho, ahora se sabe que esta costumbre tan pintoresca es también muy común entre adultos no emparentados. Tomá mate.

Vampiros pasándose sangre. Un asco. Fuente: https://socialbat.org/

Y parece que la solidaridad de los vampiros (o mejor dicho, de las vampiras, que son más sociales) no se agota en este gesto. En general las vampiras suelen formar relaciones duraderas entre sí, incluso de por vida, y está documentado que pueden adoptar a los “cachorritos” de otras, si algo les sucede.

 

Todo bicho que  ̶c̶a̶m̶i̶n̶a̶   vuela
Si decimos que una minoría de los murciélagos son hematófagos la pregunta que surge inmediatamente es: ¿qué comen los demás? Muchos de ellos, de hecho, comen insectos, que cazan al vuelo. Por eso, la presencia y la salud de las poblaciones de murciélagos en los distintos ecosistemas que habitan es clave para controlar a los insectos, y, en el caso de los mosquitos, se piensa que pueden ayudar a disminuir las infecciones que transmiten.

La forma en que cazan los murciélagos es también muy interesante. Cualquiera que los haya visto volando sabe que emiten unos chillidos muy agudos; hacen esto para que el sonido rebote en objetos (incluyendo los insectos que comen) y así ellos puedan ubicarlos. ¡Es casi como ver con los oídos! Y de hecho, “ven” muy bien, ya que pueden cazar polillas y otros pequeños bichos incluso en la oscuridad, es decir, dependiendo completamente del sonido.

Cuando te falla la ecolocación.

Por otro lado, los murciélagos frugívoros (es decir, que comen frutas) también cumplen la importante función de dispersar las semillas de dichas especies de plantas. 

 

¿Murciélagos y pandemias?

La idea de que un murciélago había tenido algo que ver con la pandemia del coronavirus circuló bastante. Aunque la versión de la “sopa de murciélago” fue claramente falsa, sí es cierto que las poblaciones de murciélagos suelen considerarse “reservorios” de virus que pueden saltar a humanos, y en el caso del coronavirus bien podría haber sucedido (con otro animal como intermediario).

Hay varios motivos por los que los murciélagos son buenos hospedadores de virus. Se dispersan rápido, viven en grandes sociedades, y aparentemente tienen un sistema inmune que en lugar de reaccionar fuertemente a los virus, los “deja vivir”. Eso puede ser bueno para los murciélagos (a veces causa más daño la respuesta a un virus que el virus en sí mismo, como pasaba con el coronavirus, donde lo más letal para los humanos era una respuesta inmune exagerada), pero es un problema para individuos de otras especies que sí se pueden enfermar gravemente.

¿Significa esto que deberíamos exterminar a los murciélagos? ¡Por supuesto que no! Una de las causas de que estén en aumento las pandemias de origen zoonótico (que se contagian de otros animales a humanos) es que su hábitat se ve fragmentado, degradado, y que el contacto con los humanos es más frecuente. Tal vez en lugar de demonizar a estos mamíferos voladores deberíamos concentrarnos en limitar el contacto a lo mínimo necesario. Y por supuesto, como puede ser difícil convencer a nuestras mascotas de mantenerse alejadas de murciélagos urbanos, también es importante tenerlas vacunadas contra la rabia, que puede ser transmitida por estos animalitos si nuestro perro o gato intentan cazarlos.


 

Ojalá todos estos datos sobre los únicos mamíferos voladores te hayan hecho respetarlos (no vamos a decir “quererlos”) un poquito más.



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