En el día de la visibilidad trans queremos acercarles la historia de Elke Mackenzie (1911-1990), una investigadora escocesa que transicionó a una edad avanzada. Su caso demuestra algunas de las dificultades con las que conviven las personas trans específicamente en las profesiones científicas.
Las publicaciones de Mackenzie, por ejemplo, deben buscarse bajo su nombre previo a transicionar (que suele denominarse “deadname” y que, generalmente, resulta incómodo o traumático para las personas trans, ya que no lo consideran su verdadera identidad). Lo mismo ocurre con las especies que describió. Es interesante que luego de transicionar colegas e instituciones se negaban a usar su nuevo nombre por lo que se vio forzada a usar un as que tenía en la manga. En la sección de agradecimientos que habitualmente llevan los artículos científicos... ¡se agradeció a sí misma! Una forma de conseguir que su nombre apareciera al menos mencionado en sus trabajos.
Antes de su retiro y bajo su deadname, se había dedicado al estudio de los poco conocidos líquenes antárticos. De hecho se la puede considerar una de las mayores expertas en el tema del siglo XX. Como botánica participó de expediciones de su país a la Antártida pero también realizó labores en Chile y nuestro país. A lo largo de su carrera fue una presencia constante el género de líquenes Stereocaulon, un grupo poco conocido del que aspiraba a realizar una detallada monografía que nunca llegó a finalizar. Tampoco publicó muchos papers a lo largo de su carrera, pero esto responde justamente al nivel de detallismo que imponía a su trabajo. A través de esa exigente ética de trabajo consiguió resultados que al día de hoy se sostienen e incluso fueron posteriormente respaldados por trabajos a nivel molecular.
Elke se retiró de su profesión de investigadora poco después de su cirugía de reasignación. Si bien es de esperar que un cambio tan importante en la vida de una persona pueda provocar a su vez modificaciones en las prioridades e intereses, hay quienes afirman que este paso llevó a que fuera "forzada" a retirarse de su actividad profesional.
Pasó los últimos años de su vida en actividades que poco tenían que ver con su carrera de especialista en líquenes, pero que le permitieron poner en práctica su sensibilidad artística.
Identidades que costó “clasificar”
Resulta bastante irónico que el tema de trabajo de Elke fueran los líquenes, organismos difíciles de clasificar por ser en realidad es una asociación de células de tipos diferentes pero que viven entrelazadas unas con otras y en cooperación. De la misma forma, a la comunidad científica le costó entender a Elke y comprender su verdadera identidad.
A pesar del aspecto de planta que parecen tener, los líquenes son en realidad una forma de simbiosis extrema en la cual un alga o una cianobacteria y uno o dos tipos de hongos forman una estructura conjunta. Las algas o cianobacterias aportan energía para ellas mismas y para los hongos a partir de la fotosíntesis y los hongos aportan un sostén estructural, protección frente a las condiciones ambientales adversas y capacidad de incorporar agua y nutrientes necesarios para el crecimiento tanto de ellos mismos como de sus compañeros.
En muchas regiones, en particular en ecosistemas extremos como los estudiados por Elke, los líquenes constituyen los productores principales. Es decir, se encuentran en la base de la red trófica y son los encargados de producir la energía que sostiene a todas las demás especies que habitan el ambiente. Los herbívoros de esas regiones cuentan con ellos como alimento principal y a su vez los carnívoros dependen de ellos para mantener saludables a las poblaciones de sus presas.
Debido a la ausencia de los tejidos que las plantas aprovechan para protegerse, los líquenes son sumamente sensibles a las sustancias tóxicas presentes en el ambiente y suelen ser utilizados como indicadores de contaminación.
Debido a los diferentes tipos de células que pueden formarlos, los líquenes son extremadamente difíciles de describir y clasificar. Allí radica la importancia de la enorme dedicación de Elke a solo una pequeña cantidad de ellos. Vale aclarar de todas formas que aunque solamente analizó una pequeña cantidad, a lo largo de sus viajes recolectó un gran número de ejemplares que aún se conservan en colecciones de diversas instituciones.
Imagen de encabezado: Líquen del género Stereocaulon, al cual Elke Mackenzie dedicó gran parte de su trabajo. (Jerzy Opioła - Wikimedia Commos)