Fuente: Jacinta Lluch Valero - Flickr

Día Mundial del SIDA

Por Ana Carolina Zelzman

Publicado el 1 Dic. 2021 11:18

Tiempo de lectura: 2 minutos.

A casi dos años de su inicio, el mundo sigue inmerso en la pandemia de COVID-19. Al mismo tiempo a 40 años de los primeros reportes de casos, el SIDA sigue presente.


A diferencia del COVID, el SIDA avanzó lentamente, pero igual que el virus que hoy más nos preocupa, el surgimiento y posterior dispersión del HIV dejó en evidencia las desigualdades sociales que aquejan a la mayoría de las sociedades. Al día de hoy, gracias sobre todo a las campañas de prevención pero también a los avances en tratamientos, el SIDA se encuentra relativamente controlado en los países del primer mundo. Pero mientras que en muchos de ellos se ha convertido en una enfermedad que podría calificarse como crónica debido a la disminución de la mortalidad en personas infectadas, el sudeste asiático y sobre todo el África subsahariana continúan afectados por una epidemia que no les da respiro.

El HIV ataca una clase particular de glóbulos blancos encargados de "dirigir" el tipo de ataque que el sistema inmune necesita hacer, de acuerdo al tipo de patógeno con el que se enfrenta. De esta forma produce un debilitamiento general de las defensas ante cualquier amenaza poniendo al enfermo en riesgo frente otras infecciones. Por lo tanto en las regiones más afectadas del planeta esto se vuelve un cóctel mortal: las personas tienen menos posibilidades de acceder a medidas preventivas y tratamientos antivirales y al mismo tiempo están más expuestas a otras infecciones que pueden terminar siendo la causa directa de muerte.

El blanco mismo del virus es también uno de los motivos por los que aún no existe una vacuna. El virus ataca el sistema que debería estar protegiendo al resto del organismo de infecciones. A esto se suma la enorme capacidad del HIV para "esconderse" de nuestros anticuerpos y su altísima tasa de mutación, que ha dado lugar al surgimiento de decenas de variantes.

Es por eso que siguen siendo esenciales las medidas preventivas como el uso de preservativos y agujas descartables y los testeos regulares. Con el objetivo de crear conciencia sobre estas medidas así como la aplicación de terapias antirretrovirales la organización mundial de la salud instituyó en 1988 el Día Mundial del SIDA. Se seleccionó el 1ero de diciembre no por representar un evento particular en la historia de esta epidemia sino porque se lo consideró suficientemente alejado de eventos de trascendencia mundial como las fiestas de fin de año y las elecciones estadounidenses.

Luego de casi dos años de COVID no debemos olvidar que otras infecciones siguen presentes y que enfrentarlas exitosamente requiere la combinación de esfuerzos personales e institucionales, el aporte de la investigación científica y la posibilidad de acceso a los recursos necesarios. 

 

Fuente: NIH

Imagen: Jacinta Lluch Valero



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