Christiane Nüsslein-Volhard, la señora de las moscas

Por M. Alejandra Petino Zappala

Publicado el 20 Oct. 2020 01:18

Tiempo de lectura: 3 minutos.

El día de hoy cumple años Christiane Nüsslein-Volhard, una eminencia de la biología del desarrollo y la genética, premio Nobel de Medicina y Fisiología por su trabajo en la embriogénesis de Drosophila melanogaster.


Hoy es el cumpleaños de Christiane Nüsslein-Volhard. Nació en Alemania en 1942, en plena guerra. Desde pequeña sus padres fomentaron su creatividad y curiosidad y a los 12 años ya sabía que quería ser bióloga. Estudió bioquímica en la Universidad de Frankfurt, aunque con poco entusiasmo por considerar que el programa tenía menos contenido biológico del que hubiese querido.

Luego de recibirse comenzó a trabajar con bacteriófagos (virus que atacan a bacterias), aunque para el final de su doctorado este trabajo también le resultó tedioso. Ese fue el momento en el que comenzó a interesarse por la biología del desarrollo. Muchos investigadores estaban intentando responder una de las preguntas más importantes de la disciplina: ¿cómo surge de un pequeño embrión la heterogeneidad necesaria para que un organismo desarrolle partes diferentes? En los laboratorios alemanes se estaban dando pasos para comprender cómo los patrones formados por gradientes de moléculas podían "marcar" una posición específica en el embrión y cómo las distintas células se diferenciaban en diferentes tipos de acuerdo a la composición del entorno.

La mosca Drosophila melanogaster era ya un modelo para la genética y resultó ser también adecuada para incursionar en la biología del desarrollo. Ya se conocían varios mutantes (algunos de los más comunes eran los que tenían cambios visibles en sus características, como ojos blancos, alas curvas o pelos más cortos). Pero a veces los cambios en etapas muy tempranas del desarrollo, como en el período embrionario, eran muy difíciles de estudiar por la complejidad para obtener, manejar y estudiar los embriones. Aún era un tema bastante nuevo y no se habían inventado técnicas eficientes. Esa fue la primera parte del trabajo de Christiane: el desarrollo de metodologías para preservar los embriones y poder observarlos al microscopio, las que posibilitarían sus descubrimientos posteriores y que son utilizadas por investigadores en todo el mundo.

A lo largo de los años estudió muchos mutantes que iba adquiriendo y agregando a su colección de cepas del Instituto Max Planck de Biología del Desarrollo. Eventualmente realizó "screenings", búsquedas sistemáticas entre los mutantes para encontrar todos los que afectasen la embriogénesis en distintas etapas, y así descubrió grupos de genes que participaban de procesos específicos, como la formación de regiones (¿qué parte del embrión será la cabeza, el tórax o el abdomen?), la determinación de los segmentos característicos de los insectos y el establecimiento de las partes dentro de cada segmento.

Embrión de Drosophila melanogaster con una mutación de un gen involucrado en el desarrollo. Fuente: MAPZ.

Esto era realmente un trabajo "de hormiga" que involucraba cruzar moscas de miles y miles de cepas y analizar la morfología de montones de embriones. Pero además, echaban luz sobre las relaciones de los distintos organismos a lo largo de la evolución: muchos de los mecanismos descubiertos por ella en Drosophila se mantienen relativamente conservados en el desarrollo de todos los grupos animales pluricelulares. Por estas contribuciones al estudio de la embriogénesis Christiane compartiría en 1995 el premio Nobel de Fisiología y Medicina con Eric Wieschaus y Edward Lewis.

Desde 1985 es directora del Departamento de Genética del Instituto Max Planck y también forma parte del Consejo Nacional de Ética de Alemania y la lista de premios y honores que recibió a lo largo de su vida es demasiado extensa para replicarla.

Por último debemos resaltar sus esfuerzos para mejorar las condiciones en que las mujeres hacen ciencia: desde 2004 existe en Alemania la Fundación Christiane Nüsslein-Volhard, cuyo objetivo es brindar facilidades a científicas jóvenes para alivianar la carga de trabajo doméstico y tareas de cuidado que amplían la brecha con los investigadores varones.



Si querés colaborar con esparCiencia, ya podés “comprarnos un cafecito”. Será de gran ayuda para que podamos mantener el compromiso en la comunicación de la ciencia y la tecnología.

Invitame un café en cafecito.app