Caminando sobre el mar

Por Federico Claus

Publicado el 16 Dic. 2020 12:51

Tiempo de lectura: 4 minutos.

Para comenzar con los relatos en primera persona de los navegantes, hoy conoceremos la experiencia de Federico Claus, Licenciado en Ciencias de la Atmósfera y Teniente de Fragata Cuerpo Profesional, quien estuvo a bordo del ARA Almirante Irízar en varias oportunidades.


Había navegado en veleros o en lanchas, pero mi primera navegación en un buque grande fue en la prueba de hielos que realizó el ARA Almirante Irízar luego de haber estado 10 años en reparaciones posteriores al incendio. Fueron 20 días navegando en mar y en campo de hielo, una experiencia inolvidable. Recién había ingresado a la Armada Argentina como Teniente de Fragata Cuerpo Profesional, luego de graduarme como Licenciado en Ciencias de la Atmósfera en la Universidad de Buenos Aires. Mi destino durante mi permanencia en la fuerza fue en el Servicio de Hidrografía Naval, le debo a sus jefes haber hecho las gestiones para que yo embarque. Luego fui convocado a navegar las siguientes tres Campañas Antárticas de Verano, 2017/18, 2018/19 y 2019/2020. Teniendo en cuenta que cada campaña dura entre 110 y 120 días, de los últimos tres años, pasé un año entero a bordo y navegué en él más de 50000 millas náuticas. Para tener una idea, la circunferencia de la Tierra son algo más de 21000 millas náuticas. Una experiencia impagable.

(Sumando todas las campañas) pasé un año entero a bordo y navegué (...) más de 50000 millas náuticas, una distancia mayor a la de una circunferencia del planeta.

En la fuerza desarrollé tareas como meteorólogo. Realizaba a bordo asesoramiento meteorológico al comando del buque y al Comando Conjunto Antártico. Junto con las Licenciadas Beatriz Lorenzo y Constanza Salvó, especialistas en Glaciología Marina Antártica, dábamos asesoramiento embarcados y en tierra sobre la situación del hielo marino y témpanos en la Antártida. Junto con los suboficiales meteorólogos de la Armada, realizábamos observaciones meteorológicas en navegación, pronósticos para las operaciones del buque y asesoramientos. Las operaciones del buque pueden ser aeronavales, con los helicópteros, o con embarcaciones menores. Ambos medios son utilizados para transportar personal, víveres, combustible y demás elementos que se llevan a las bases, además de replegar basura. Todas estas operaciones dependen de si los factores meteorológicos son favorables o no. A la vez, también dábamos los pronósticos del buque al desplazarse entre los distintos puntos de su recorrido.

La experiencia fue, es y será inolvidable, creo que para cualquiera que haya embarcado. Para empezar, las comodidades a bordo son la de un buque de gran porte. No es lujoso, pero es cómodo, amplio, tiene gimnasio, sauna, la comida a bordo es muy buena. Luego, este buque va a lugares donde no va casi nadie, como el Golfo Erebus y Terror, el este del Mar de Weddell donde está la Base Belgrano II. Es impagable llegar, como me tocó a mi, a 77 grados de latitud Sur, rodeado de hielo por un lado y con el continente del otro, en un canal que se abre solamente en el verano y que tiene de ancho unos pocos kilómetros.

Me tocó (llegar) a 77 grados de latitud Sur, rodeado de hielo por un lado y con el continente del otro, en un canal que se abre solamente en el verano.

 

20/10/2017 a las 05:40. Prueba de hielo. El buque varó en una bandeja de hielo de varios km de largo. Me dejaron bajar a medir el hielo. Ese soy yo. Técnicamente, estaba caminado sobre el mar..

Por último, las vistas a bordo no se comparan con nada. Tuve la suerte que parte de mi trabajo es observar, estar atento al paisaje. Y lo hacía por horas, porque en la Antártida en verano los días son larguísimos, no solo por las operaciones (es un buque que en operaciones no duerme) sino porque el sol está arriba del horizonte casi todo el día. Así que en mi retina y en mi mente tengo paisajes que no se borrarán nunca. Repetiría la experiencia una y mil veces.

La convivencia a bordo va al ritmo de la Campaña. Son 120 días a bordo, lejos de la familia. En mi primera navegación, no había internet. La comunicación con casa era por radio, a la antigua, se hacía difícil para muchos. Luego, llegó internet. Whatsapp, video llamadas, se achicaron las distancias. Cuando el buque está en operación, predomina el cansancio y hay buen humor porque se está cumpliendo con la misión y el cronograma. Cuando las operaciones se atrasan sea por meteorología, imprevistos o roturas, arranca la inquietud y la preocupación. En general, la convivencia es armónica a bordo. Ocurre de todo: roces, sinsabores, peleas, amores, simpatías, humor, risas, malas noticias de casa, buenas noticias de casa. Ha habido muchos padres que se han enterado en navegación de que nació su hijo. Hay festejos de cumpleaños. Hay brindis. Es un recorte de un entorno laboral común y corriente, con el aditamento de estar en navegación, con una mezcla simpática a bordo de civiles y militares.

Anécdotas tengo mil, pero las más divertidas son las que tienen que ver con mi carrera. Apuestas sobre si los pronósticos se cumplen, alguna la he perdido. Una vez me hicieron elegir un témpano para quedarme a vivir si no era correcto el pronóstico, en chiste por supuesto. Recuerdo haber llamado a familiares o amigos en bases donde hay señal telefónica y decirles “¿A qué no adivinás de dónde te llamo?”. En mi primera navegación mi papá estaba preocupado por el trayecto hasta Belgrano II y cuando terminamos lo llamé por radio para avisarle que todo había salido bien y él estaba en la playa. Fue la conversación más extraña, más lejana que hice, pero a la vez con una nitidez impresionante. Recuerdo guardias riéndonos con el Jefe de Navegación, Teniente Páez, recuerdo alguna vez estar a cualquier hora en la oficina riéndonos de un superior, abrir la puerta y que esa persona estuviera ahí o viniendo a la oficina, recuerdo bromas telefónicas, tocarle bocina a los pingüinos, ver como las focas, ballenas o aves nos iban estudiando en navegación.

La sensación en cada regreso y cada fin de campaña era alegría por volver a casa, misión cumplida, y a la vez una rara tristeza porque sabía que hasta el siguiente verano no iba a volver a vivir todo eso que pasa en esos viajes ni iba a disfrutar de esos paisajes

 

Imágenes gentileza Federico Claus

Texto compilado y editado por Ana Carolina Zelzman

Yendo a la base Belgrano II rompiendo hielo, el 08/01/2019, coordenadas 76S 33W.


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