Fuente: NOAA

Biodiversidad y cambio climático

Por Ana Carolina Zelzman

Publicado el 22 Mayo 2025 12:00

Tiempo de lectura: 6 minutos.

En el día de la biodiversidad te traemos algunos ejemplos de cómo ésta es afectada por el cambio climático. Llegaremos a la sorprendente conclusión de que no todos la van a pasar peor y a la no tan sorprendente conclusión de que hay muchas más víctimas de las que creemos. 

Mañana continuaremos este tema analizando la importancia de preservar ecosistemas y no solo especies puntales.


Cuando hablamos de cambio climático, lo más habitual es suponer una situación catastrófica en la que todas las especies están igualmente afectadas. También nos resulta más fácil hablar del efecto sobre especies relativamente “cercanas” a la nuestra. Pero no todo es tan simple. En esta nota apuntamos a ejemplificar los efectos del cambio climático sobre la biodiversidad usando los ejemplos menos conocidos, desde seres vivos muy diferentes a nosotros hasta aquellos que asombrosamente pueden resultar beneficiados con el proceso. 

Empecemos por lo obvio: el efecto que el cambio climático tendrá en las especies más conocidas por la gente. Las imágenes del oso polar en el bloque de hielo diminuto o de los herbívoros intentando encontrar brotes en medio de una sequía son bastante conocidas. Estas son las consecuencias más fáciles de percibir y entender, pero el problema va mucho más allá.

Sabemos, por ejemplo, que el cambio climático está provocando un corrimiento de las áreas de distribución de muchas especies, en la mayoría de los casos alejándose del creciente calor de los trópicos. Este corrimiento significa una gran disrupción de los ecosistemas y de las redes tróficas, porque no todas las especies responden de la misma forma. Un depredador puede ir hacia el norte buscando el frío y que las poblaciones de su presa no lo acompañen. Puede llegar a un ambiente nuevo y encontrarse con una presa nueva, que no está preparada para protegerse de él. O incluso todo un ambiente nuevo que no puede "hacerse cargo" de la especie. Un gran temor que ya se está viendo justificado es el avance del territorio de los castores. Al igual que pasó en nuestro sur (aunque por motivos obviamente distintos), los castores están llegando a áreas en las que nunca se habían visto. Allí arman sus diques e inundan terreno que queda completamente inutilizado para las especies locales. Otro ejemplo tal vez más pintoresco, pero del que no se sabe qué consecuencias pueden derivar, es la aparición de osos "grolares", es decir, osos que son híbridos del oso grizzly de Norteamérica y osos polares. El avistaje de individuos de este tipo está en constante incremento y a los especialistas les preocupa la integridad de ambas especies (los híbridos no tienen la misma fertilidad que las especies de las que derivan). También preocupa - ¿por qué no decirlo? - el bienestar "psicológico" de estos animales, que estrictamente hablando no están adaptados del todo ni al ambiente de la tundra ártica del oso polar, ni al ambiente del bosque taiga del grizzly.

Oso grolar, híbrido producto del cruce de oso polar y oso grizzly que ocurre a raíz de los corrimientos de sus territorios debido al cambio climático.. Fuente: Wikimedia Commons

Otro fenómeno común que afecta a los animales y plantas más fáciles de reconocer es una alteración en sus ritmos de crecimiento, reproducción, floración, migración o hibernación. Todos esos fenómenos tienen que estar coordinados no sólo con el ambiente sino también con los ritmos de otras especies para conseguir alimento, evitar depredadores, no morir por condiciones ambientales extremas, etc. Si se disrumpen estos ciclos, corre riesgo la vida de los individuos y eventualmente de especies completas. Sobre todo porque no todas las especies en un mismo ecosistema responden igual a los cambios. Se destruye un equilibrio que tomó muchísimas generaciones en construirse.

Los cambios en la ubicación de las especies también pueden tener consecuencias para el ser humano, que se suman a la lista de aquellas derivadas directamente del cambio climático. Un ejemplo es el de la curruca, un ave que se movió hacia el norte de norteamérica, escapando del calor y con ello dejó de alimentarse de una especie de escarabajo que a su vez es plaga de los abetos. El insecto se alimenta particularmente de una especie que es muy utilizada en la industria de la madera y en la producción de aceites. A medida que las aves abandonan las zonas donde se las encontraba originalmente, aumenta la cantidad de escarabajos. De esta forma cada vez más abetos son afectados, lo cual tiene un impacto económico negativo ya que se pierde producción maderera.

De forma más directa, el cambio climático nos afecta a través de modificaciones en las distribuciones de los insectos vectores de enfermedades. Particularmente, los portadores de enfermedades tropicales, como las vinchucas que pueden portar Chagas, se están corriendo hacia los polos, afectando en el camino no sólo a humanos sino también a animales y plantas que no están inmunológicamente preparados para enfrentarse a ellas. Si a esto le sumamos el hecho de que las condiciones impredecibles producto del cambio climático generan en los vertebrados estrés que "baja las defensas", tenemos un terrible caldo de cultivo para más epidemias.

Hasta acá hablamos de especies animales que consiguen "escapar" al cambio climático… Algunas pocas van a estar en la vereda opuesta y van a ser las que no solamente consigan sobrevivir sino que quizás también salgan beneficiadas con la declinación de las demás. Las que consigan eso seguramente serán las especies más naturalmente flexibles a los cambios, las que toleren el mayor rango de condiciones ambientales y tengan las dietas más generalistas. Esas mismas características son las que definen a las especies invasoras. Son especies que además se reproducen muy rápido (para ganarle a la impredecibilidad) así que cuando el humano las lleva a un lugar nuevo, en seguida se instalan y empiezan a explotar los recursos en seguida. Por lo tanto, aquí se combinan dos tendencias problemáticas de nuestra especie: los efectos sobre el clima y la "costumbre" de trasladar, intencionalmente o no, especies a áreas donde no se las encontraba. 

Supongamos una situación en la cual coinciden en el mismo ecosistema una especie invasora que cumple con todas estas características y una especie autóctona que está teniendo problemas para enfrentar los efectos del cambio climático. En un caso como ese lo más probable es que la especie local se extinga y la invasora experimente una explosión poblacional. 

Hay muchas especies que también han aprendido a convivir con nosotros y hasta a explotarnos sin ser domésticas: las palomas, los mapaches, los zorros, las cucarachas, son todos ejemplos de especies animales que supieron adaptarse al ambiente urbano predecible y aprovecharlo. Salvo que hagamos un cambio inconmensurable en nuestro estilo de vida, sobre todo en las ciudades, muchas de ellas seguirán acompañándonos y se aprovecharán de nuestra infraestructura para resistir los cambios.

En sentido inverso tendremos a las primeras víctimas, algunas de las cuales ya están mostrando mermas. Por supuesto, en ecología es muy difícil establecer un único factor como responsable de una baja poblacional, pero el cambio climático parece estar influyendo en la declinación de especies tan diversas como los corales y los baobabs. 

Las especies animales con alimentación especializada como los koalas probablemente se encuentren entre las primeras víctimas. También se verán seriamente afectadas las especies endémicas de lugares pequeños. Aquellas cuyo rango de vida esté limitado por barreras insuperables, como las especies isleñas, las que viven en un solo lago o en una sola cadena montañosa, no podrán escapar a los cambios ni encontrarse con parientes cercanos con los cuales cruzarse. Por lo cual seguramente estarán entre las primeras en desaparecer. En las islas marinas se suma además la amenaza del aumento del nivel del mar.

Sin embargo existe una excepción a esta regla de la vulnerabilidad de las especies "encerradas". Existen unos pocos ambientes en la Tierra que tienen el mismo tipo de especies pero que están tan apartados que también están, hasta cierto punto, "protegidos" del cambio climático. Las especies que habitan cuevas subterráneas desconectadas o casi desconectadas de la superficie y las que habitan cañones y fosas submarinas, sobre todo aquellas que tienen chimeneas hidrotermales que proveen calor, están exquisitamente adaptadas a esas condiciones extremas. No sobrevivirían en otros ambientes, pero al menos ahí estarán relativamente a salvo de cambios bruscos de temperatura, eventos catastróficos como tormentas o el aumento del nivel del mar.

Hasta aquí algunos ejemplos del impacto del cambio climático sobre especies puntuales. Mañana continuaremos el tema ampliando la mirada para enfocarnos en ecosistemas enteros y algunas medidas que se proponen para preservarlos que son bastante particulares.

 

Imagen de encabezado: concentraciones de plancton en el Mar Argentino vistas desde el satélite GOES-16. - NOAA



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